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...y si me falta un diente?


Todo el mundo conoce la importancia de tener una boca sana, una mandíbula fuerte y unos dientes sanos. También todo el mundo sabe de la importancia de tener todas las piezas dentales.


Quien más quien menos ha escuchado alguna vez que si se nos cae una muela, es necesario que pongamos una pieza nueva cuanto antes para cubrir el espacio y que la muela de opuesta no siga creciendo sin tope hasta que la perdamos.


Todo lo dicho anteriormente es cierto. Con mayor o menor acierto desde el punto de vista odontológico, pero es cierto que es de vital importancia cubrir el espacio carente.


Ahora, desde una punto de vista biomecánico y osteopático, me gustaría dar un nuevo motivo, no menos importante que el anterior, por el que debemos cubrir cuanto antes el espacio carente de diente.


Cuando tenemos una ausencia dental, la lengua tiende a ocupar ese espacio. Este hecho, en principio podría parecer inócuo a nuestro organismo, y desde luego, aparentemente nada tendría que ver con el equilibrio y simetría de nuestra estructura... pero nada más lejos de la realidad.


La lengua es un músculo muy potente que tiene su origen en un hueso denominado hioides, el cual, con el constante movimiento de la lengua se ve desplazado de manera lateral de manera constante. Esto es normal, la lengua está pensada para traccionar del hioides; pero está pensada para hacerlo de manera simétrica. Cuando tenemos una ausencia unlitareal, la lengua tendrá siempre una tendencia lateral izquierda o derecha, lo que hará que de manera recurrente nuestro hioides se encuentre en una posición desnormalizada.


El hueso hioides es primordial para mantener el equilibrio corporal. Para que nos entendamos, el hioides es como la burbuja de los niveles. Siempre que nos desplazamos de manera lateral, nuestro hioides se mueve de un lado a otro para mantenernos en constante equilibrio.


En caso de que nuestro hioides se vea desplazado por algún motivo, como puede ser la ausencia de una pieza dental, nuestra estructura se verá completamente modificada de manera recurrente.


Este hecho nos llevará a un desequilibrio que se podrá transformar en hernias, protrusiones, sobrecargas musculares, etc...


En resumen, si nos falta un diente, debemos reponerlo.

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